Ilustrados y Neoclásicos
El barroco se extiende en
América a lo largo de todo el siglo XVIII, retrasando la llegada del
neoclasicismo. Sin embargo, durante todo el siglo se documentan cambios
profundos que repercuten tanto en la literatura, como en la política, la
economía, la educación y la sociedad de esa época. Estas tendencias renovadoras
son las de la ilustración.
El cambio de las
mentalidades y gustos estéticos que implica el paso del Barroco a las letras de
la independencia, abarca en nuestro continente la segunda mitad del siglo
XVIII.
La cultura y las letras
del setecientos hispanoamericano en sus tendencias innovadoras
Durante el siglo XVIII es
Hispanoamérica encontramos el margen de la continuidad del espíritu barroco
todavía vigente, y en oposición con él, vertientes culturales innovadoras:
- el humanismo de los jesuitas;
- el intenso cultivo de las ciencias naturales;
- el cosmopolitismo viajero y, como consecuencia,
el intercambio intelectual, no solo en España, sino en toda Europa;
- las preocupaciones por las reformas de la
educación;
- la conciencia del común destino hispanoamericano;
- el triunfo del neoclasicismo, en las últimas décadas del siglo.
- el descontento agresivo y la actitud satírica;
- el didactismo progresista;
- el surgimiento periodismo;
- la exaltación de América;
- el despertar del localismo;
- la actualización del tema del indio y de lo
autóctono.
La literatura porteña de
la independencia
Desde la llegada española
se fue produciendo en América una toma de conciencia muy notoria sobre los
principios de autonomía, independencia de países, búsqueda de raíces y por lo
tanto, de identidad y cambios profundos en los modos de encarar la relación con
España en principio y con otros países luego.
El signo de la
consolidación de estos principios son las llamadas epopeyas revolucionarias que
dejan sus huellas en la literatura a través de la lírica y la prosa y se
“asientan” en movimientos filosóficos y artísticos.
El 25 de mayo de 1810 un
grupo de patriotas daba el primer grito de libertad. Para alentar la causa de
la Independencia y la nacionalidad incipiente, surgió una poesía de
circunstancias, rica en numen y repetitiva en imágenes y vocabulario, pero
plena de entusiasmo y fervor patrio. Así, desde las columnas del periodismo y a
través de las representaciones teatrales, la poesía patriótica recitada en las
tertulias o transmitida en forma anónima, exaltó a los héroes y cantó sus
victorias.
Un himno es una
celebración, un canto festivo que habla de una gesta de vida, de proyecto de
independencia y de libertad. El Himno Nacional Argentino consta de 76 versos y
abunda en recursos estilísticos: anáforas, personificaciones, metáforas,
metonimias, onomatopeyas e interrogaciones retóricas. Hay alusiones mitológicas
a hechos históricos que marcaron camino en la liberación del país.
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