jueves, 21 de marzo de 2013

Teogonía

Teogonía - Obra del poeta griego Hesíodo sobre la creación del Universo

            Antes del nacimiento del Universo, existió el Caos. Este era un estado informe, nebuloso y confuso. Sin embargo, llegó el instante en que una Potencia innombrable puso orden en el desorden separando los elementos contrarios y juntando los iguales. De esta manera surgieron los dioses primordiales: Nix (la Noche), Erebo y Eros (las Tinieblas y el Amor) y Gea (la Tierra). Gea, a su vez de sí misma desprendió a Urano (el Cielo Estrellado).
            Urano iba cada noche a cubrir a Gea. De esa unión nació la primera generación divina: las Titanes. Luego procrearon una segunda generación y una tercera, todas monstruosas: las de los Cíclopes y la de los Hecatónquiros. Urano, al ver que estos monstruos eran poderosos, decidió encadenarlos y ocultarlos en las profundidades de la Tierra.
            Gea, dolida en su amor de madre, pidió a sus hijos los Titanes que liberasen a sus hermanos que habían sido odiados y despreciados. Cronos, el menor, escuchó su ruego. Pero se aprovechó de la ayuda materna solo para destronar a su padre Urano y así convertirse en el Dios principal. Luego se unió a Rea consolidando su reinado. Por otro lado, no desencadenó a los Cíclopes y los Hecatónquiros, incumpliendo su promesa. Gea, despechada, le predijo que así como él había destronado a su padre, uno de sus hijos lo destronaría a él.
            A lo largo del tiempo, Rea concibió varios hijos, pero tan pronto como nacían Cronos los devoraba impasiblemente, a fin de que ninguno llegase a poseer jamás el poder supremo entre los Inmortales. Rea vivía abrumada por un dolor inmenso.
            Cuando iba a parir al último, suplicó a Gea y Urano que le enseñasen una forma de ocultar el alumbramiento de su hijo. Ellos le revelaron cuáles serían los destinos del rey Cronos y de sus hijos magnánimos. Luego la enviaron a Lictos, dentro de la vasta Creta, cuando ya estaba próxima a parir. Escondida entre los flancos de la tierra divina, sobre el monte Argeo siempre cubierto de espesas selvas, Rea dio a luz a un niño y lo confió a los cuidados de Gea. Después tras envolver entre mantillas una piedra enorme, se la ofreció al gran príncipe Cronos, quien sin mirarla se la comió pensando que era un niño más.
            No preveía en su espíritu que, gracias a este engaño, sobreviviría su hijo invencible, quien con la fuerza de sus manos lo dominaría y le arrebataría su poderío reinando entre los Inmortales.
            Para que se cumpliera esta profecía, Gea engañó astutamente a Cronos instándolo a que bebiera una pócima que lo hizo vomitar toda su progenie devorada hasta entonces.
            Primero devolvió la piedra, que era lo último que se había tragado. A continuación, de sus entrañas, surgieron Poseidón (el futuro señor del mar), Hades (el futuro señor del Inframundo), Hestia, Démeter y Hera. Devueltos al Universo, ellos se unieron a su hermano Zeus, consolidando una alianza olímpica a fin de destronar al padre voraz.
            Zeus también liberó a sus tíos los Cíclopes y los Hecatónquiros, quienes aún permanecían encadenados a las entrañas de la Tierra. Agradecidos, le dieron a Zeus el trueno, la blanca centella y el relámpago.

            Desde entonces, armado de tales artificios, Zeus manda entre los hombres y los dioses. 


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